El nombre

En primer lugar, nuestro nombre pretende reconocer el papel que la Reina desarrolló en el descubrimiento de América. Los Reyes Católicos se reunieron con Cristóbal Colón en el Monasterio de Guadalupe entre los años 1486 y 1489 para aprobar la financiación del viaje que daría lugar al descubrimiento del Nuevo Mundo. Cristóbal Colón se encomendó a la Virgen de Guadalupe para encontrar en nuevo camino a las Indias y posteriormente regresó a ese  Monasterio para agradecerle el descubrimiento. Tras la conquista de Granada en 1492, los Reyes Católicos se retiraron a descansar en el monasterio de Guadalupe. Fue tal la importancia que concedieron a ese lugar que la Reina quiso que su testamento fuese custodiado por los monjes del Real Monasterio de Guadalupe.

En segundo lugar, también se quiere reconocer el interés de la Reina durante el posterior proceso de evangelización del nuevo mundo con el fin de asegurar un trato digno a los amerindios. Esto, junto con la importancia que adquirió la advocación de la Virgen de Guadalupe en la evangelización del nuevo mundo dio lugar a que haya sido declarada por la Iglesia patrona de las Américas y que dicha veneración se haya extendido por todo el continente con independencia de la raza, la tradición o la sensibilidad política, económica o social. Esta advocación simboliza el profundo vínculo que une a España y a Latinoamérica, con derivadas en el ámbito lingüístico, cultural, social, económico y religioso, y que cuenta con un gran potencial para contribuir a reforzar los lazos entre ambas regiones en pleno siglo XXI.

En tercer lugar, se quiere resaltar la continuidad entre el proyecto de evangelización impulsado por los Reyes Católicos y el trabajo desarrollado por los miembros de la Escuela de Salamanca. Dicha Escuela, gracias a sus contribuciones en el ámbito del derecho internacional público, la economía y la ciencia política, se convirtió en un potente faro que iluminó el tránsito de la época medieval a la época moderna. Y dicho impacto en América no hubiera sido posible sin el patronazgo de las expediciones de Cristóbal Colón que realizaron los Reyes Católicos.

En resumen: dar el nombre de Isabel la Católica a la Escuela nos permite construir sobre unos fundamentos sólidos que unen profundamente al mundo hispanoamericano y lo conectan con el resto del mundo. Nos permite además proponer modelos de liderazgo centrados en la persona y orientados a la promoción del bien común global. La misma Conferencia Episcopal ha publicado en el 2022 un documento que afirma con rotundidad que se puede hablar con propiedad del bien común global.[1]

[1] https://www.conferenciaepiscopal.es/presentacion-documento-sobre-persona-familia-y-sociedad/

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