El bien común de la sociedad se levanta sobre tres pilares:
Para que una sociedad se mantenga cohesionada es necesario que sus miembros compartan una visión sobre una serie de bienes que los unen. Esos bienes “comunes” forman parte del “bien común” de esa sociedad.
En un mundo tan globalizado como el actual, hay una serie de bienes que se consiguen o se pierden si y sólo si la mayoría de los ciudadanos del mundo, sus estados, las empresas y las demás instituciones alcanzan acuerdos sobre cómo identificarlos y mantenerlos. En consecuencia, se puede afirmar que existe el bien común global, que puede definirse como el conjunto de condiciones que permiten que los miembros de la sociedad global alcancen más fácil y plenamente sus fines y los de todos. Algunos bienes comunes son más fáciles de identificar: un clima adecuado para la vida humana, leyes internacionales justas, instituciones internacionales eficaces; más difícil es llegar a acuerdos sobre su contenido y sobre los procedimientos para alcanzarlos.
Para ello es necesario partir de verdades muy profundas sobre la humanidad, lo que la promueve y lo que la debilita. Ese es uno de los grandes retos del Siglo XXI; construir comunidades humanas cohesionadas por visiones compartidas del bien y lideradas por personas comprometidas por ese bien.